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Gaceta Médica, October 2005

October 3, 2005

Los pacientes que reciben una concentración más elevada de oxígeno complementario durante la cirugía colorrectal muestran un riesgo significativamente menor de infección en el sitio de la intervención, según un estudio que ha divulgado la revista de la Asociación Médica Americana en su última edición (JAMA. 2005; 294:2035-2042).

Las infecciones en el lugar de la incisión prolongan la hospitalización una semana como promedio y aumentan sustancialmente el coste de la atención, explican los investigadores. Según diversos trabajos, la utilización de suplementos de oxígeno durante y después del procedimiento reduce en torno a la mitad este riesgo de infecciones; si bien otros mantienen que lo aumenta.

Javier Belda, del Hospital Clínico Universitario de Valencia, firma con sus colaboradores un estudio que busca determinar si tal suplemento en el entorno perioperatorio reduce el riesgo de infección. Así, llevaron a cabo un estudio a doble ciego, aleatorio y controlado, donde incluyeron a 300 pacientes de entre 18 y 80 años de edad. Todos ellos fueron sometidos a a cirugía colorrectal programada en 14 hospitales españoles entre marzo de 2003 y octubre de 2004. Un grupo de pacientes fue asignados aleatoriamente a recibir una mezcla de oxígeno con una concentración de oxígeno inspirado (Fio2) del 30 o bien del 80 por ciento en la intervención y durante las seis horas del posoperatorio. El primer grupo fue formado por 143 personas, y el segundo por 148. Se produjeron infecciones en el lugar de la incisión (SSI, por sus siglas en inglés) en 35 casos (24,4 por ciento) de los que recibieron un Fio2 del 30 por ciento y sólo en 22 pacientes del grupo de 80, lo que supone un 14,9 por ciento.

Los autores del estudio observaron “que el suplemento de oxígeno a 80 redujo el riesgo de SSI en un 39 por ciento; al controlar los múltiples factores que intervienen en este contexto, la reducción fue cercana al 54 por ciento”. Además, añaden que la estancia hospitalaria y los retrasos en la atención ambulatoria fueron significativamente mayores en los pacientes que padecieron infecciones.

“Estos resultados corresponden con la mayor parte de los datos in vitro disponibles, y con las conclusiones de otro estudio aleatorio y controlado”, aseguran. A la vista de estos datos, mantienen que el suplemento de oxígeno confiere menor riesgo para el paciente, reduce el coste asociado y “debería considerarse parte de las intervenciones para mejorar la calidad de la atención quirúrgica”. Según ha explicado el autor a GM, “el efecto en pacientes afectos de patología respiratoria no fue el mismo que en los demás”, si bien matiza que en el subgrupo eran pocos casos y convendría estudiar una población más amplia para confirmar o descartar ese hallazgo.

Patchen Dellinger, de la Universidad de Washington, escribe en un editorial que acompaña al trabajo que existen determinados factores e intervenciones seguras que pueden influir en las probabilidades de que se produzca una infección en los pacientes quirúrgicos. Lamenta, no obstante, que no siempre se ponen a disposición de los pacientes. Patchen se refiere a sondeos sobre la práctica médica en EEUU que revelan que el antibiótico apropiado para el tratamiento profiláctico, el momento de su administración, el mantenimiento de la temperatura del paciente en el quirófano y el control de glucemia son objetivos que no se cumplen en el 10 al 55 por ciento de los casos. Además, recuerda un reciente control que ha demostrado que cuando se produce una infección, en más del 70 por ciento de los casos no se ponen en práctica medidas de prevención como la administración de antibióticos y el mantenimiento de la normotermia.

Belda se muestra de acuerdo en que “no todo lo que se demuestra que es beneficioso se lleva a la práctica, esto es aplicable a todas las especialidades médicas”. En el caso del oxígeno, la evidencia es demasiado reciente pero, a su entender, “el efecto es manifiesto y debería instaurarse como práctica habitual al grupo de enfermos en los que se ha demostrado que es beneficioso, por reducir el riesgo de infección de la herida en alrededor de un 50 por ciento”.

El editorialista señala que “un esfuerzo concentrado en cambiar estas condiciones podría tener como resultado una reducción drástica de las SSI”.